Día de inicio.

Fruncí el ceño, contrariada al recibir semejante información. Era algo terrible.

-Que el Señor perdone su pecado- murmuré, y me santigüé. Suspiré-. ¿Y tú? Podemos ofrecerte un refugio más seguro que este.

El encapuchado agitó los hombros con suavidad. -NO HAY REFUGIO MÁS SEGURO QUE EL MÍO, MI QUERIDA PALADÍN. -respondió.

El encapuchado continuó acariciando las teclas. -HE APRENDIDO MUCHO DE VOSOTROS A LO LARGO DE MI EXISTENCIA. -pronunció mientras observaba el contraste negro y blanco que le ofrecía el piano.

Me dio un vuelco el estómago al pensar una blasfemia tan grande que me hizo enrojecer. No podía tratarse del mismísimo Dios. Me volví a santiguar, y me acerqué otros tres pasos.

- ¿Cómo te... llaman?- pregunté, y no sabía muy bien si tenía sentido.

-SOY VUESTRO CUARTO JINETE. QUIEN SERÁ COMANDADO POR ABADON CUANDO LA CUARTA TROMPETA SUENE Y EL CUARTO SELLO SEA ROTO. -respondió.

Mantuvo el silencio durante un segundo y luego agitó los hombros riendo con suavidad. -QUE TONTERÍA DE LIBRO.

Me llevé las manos a la boca, y no sabía si reír o llorar, o ambas cosas a la vez.

- ¿Muerte? Oh, Señor...

Bajé la cabeza y me arrodillé en el suelo al tiempo que entrelazaba los dedos.

El encapuchado giró ligeramente el cuerpo para observar a la mujer. -SI ESTE ES EL APOCALIPSIS SIGNIFICA QUE YO Y LOS OTROS TRES JINETES ANDAMOS SOBRE LA TIERRA, ¿NO? ¿QUÉ TE SORPRENDE? -preguntó con curiosidad.

-Ser testigo- respondí, sin atreverme a levantar la mirada-. Ser testigo- repetí-. Tener... la oportunidad de servir a Dios, y verte. Poder verte con mis propios ojos.

El acompañante de la mujer se sentó tembloroso en uno de los bancos apoyando las manos en el de delante mientras les observaba.

El encapuchado volvió a mirar a la mujer. -NO HAS CAÍDO EN CUENTA AÚN, ¿VERDAD? -preguntó.

Las manos me temblaron. Miré a Scott, pero volví a poner de nuevo los ojos en el encapuchado.

-¿Estoy... muerta?- pregunté.

El encapuchado río con suavidad. -¿ES ESO LO QUE CREES? -pensó. -NUNCA SE ME OCURRÍA LLEVARME ANTES DE TIEMPO A ALGUIEN A QUIEN LE GUSTE AÚN EN TIEMPO DE CRISIS ADORNAR SU CUERPO CON LENCERÍA, TRANQUILA.

Abrí los ojos desmesuradamente, clavándolos el el suelo brillante y pulido de la catedral. Apreté los nudillos contra mi boca, preguntándome cómo sabría eso de mí, o si era que para la muerte no hay secretos.

Su compañero alzó la mirada y una ceja al escuchar el comentario y se quedó observando a la mujer.

-TRANQUILA. -comentó. -NO DISFRUTAR DEL CUERPO DE UNO MISMO SI QUE DEBE SER PECADO. -respondió. -HE VIVIDO LO SUFICIENTE COMO PARA SABER QUE LOS HUMANOS NECESITÁIS DE ESE PLACER. IMPERIOS HAN CAÍDO POR ÉL.

-Ahm- balbucí-. Obedezco a Dios en todas las cosas. No he cometido pecados carnales- dije, y se me pusieron los nudillos blancos al hacer fuerza con las manos-. Obedezco la palabra del Señor.

-¿LA PALABRA DEL SEÑOR O LA DE LA IGLESIA? -preguntó con curiosidad. -¿FUE DIOS QUIEN TE DIJO QUÉ ERA PECADO Y QUÉ NO O FUE LA IGLESIA QUIEN TE INCULCÓ ESAS IDEAS?

-Eh...- balbucí, y no supe qué responder- Yo soy parte de la Iglesia...- dije al cabo de un rato, y me atreví a alzar la mirada hacia el encapuchado- O lo era...

-SI SOY EL CUARTO JINETE SIGNIFICA QUE DIOS ME LIBERÓ PUES SOLO ÉL PUEDE HACER QUE LOS ÁNGELES TOQUEN LAS TROMPETAS Y ASÍ ROMPER LOS SELLOS. DEBO REPRESENTARLE MÁS A ÉL QUE EL MÁS ALTO CARGO DE TU IGLESIA. -dijo divertido. -¿NO CREES?

-TU IGLESIA SIEMPRE HA SIDO UN NIDO DE VÍBORAS BAÑADAS EN PONZOÑA QUE HA SERVIDO SUS PROPIOS INTERESES MANIPULANDO LA MENTE DE LAS PERSONAS. DICIÉNDOLES QUE ESTÁ BIEN Y QUÉ ESTÁ MAL CUANDO EN VUESTRO LIBRO SAGRADO NO SE HACE REFERENCIA A NINGUNA DE ESAS AFIRMACIONES. -el encapuchado río con suavidad.

-JESÚS OS DECÍA: ACEPTAD. VUESTRA IGLESIA OS DICE: QUEMAD. ¿SEXO ANTES DEL MATRIMONIO? PECADO. ¿HOMOSEXUALIDAD? PECADO. ¿NO ATENDER A LA IGLESIA? PECADO. RESULTA EXTRAÑO QUE TODO LO QUE LA IGLESIA QUIERE QUE SEA PECADO LO SEA, ¿NO CREES?

Bajé la cabeza de nuevo, temerosa a pesar de su tono de diversión. El estruendo de su voz me hacía estremecerme.

-No justifico los actos de la Iglesia. Los peores actos y mayores atrocidades han sido en nombre de Dios, y eso lo ha obrado el hombre- dije-. Pero hice un juramento, y tomé unos votos.

Tampoco tenía nada en contra de la homosexualidad, pero esas opiniones había aprendido a guardármelas.

El encapuchado río con suavidad. -ESO ES LO QUE ME RESULTA GRACIOSO. -respondió. -HABÉIS TERGIVERSADO TANTO A VUESTRO DIOS QUE AHORA ADOPTÁIS VOTOS Y OS FLAGELÁIS EN SU NOMBRE. COSA QUE ÉL NUNCA PIDIÓ. ¿IMAGINAS QUE ESO LE DISGUSTARA? -preguntó.

Alzó la mano e hizo un ademán pidiendo parar. -DEJEMOSLO, DEJEMOSLO. LA EXPERIENCIA ME HA ENSEÑADO A NO DISCUTIR DE FORMA PROLONGADA CON LOS CREYENTES. LO QUE SI TE PUEDO DECIR ES QUE AL OTRO LADO NO OS ESPERA UN DIOS, NI UN DEMONIO. OS ESPERO YO.

Apreté la mandíbula, tragué saliva y levanté la cabeza para mirarle. ¿Acababa de decir que no había Dios? Mis creencias se tambalearon un brevísimo instante, pero me levanté. Miré a Scott.

-Aquí no hay nadie... Vámonos...

Me levanté soltando con suavidad el aire de mis pulmones. Di un paso inseguro pero finalmente comencé a caminar junto a ella.

No era posible que acabáramos de hablar con la muerte. Los jinetes no entraban a las catedrales a tocar el piano. Pero su voz, su forma de hablar, el saber cosas que no podía saber... Resoplé con fuerza.

Mi cuerpo temblaba cuando cruzamos el portón y salimos fuera. La luz me cegó un instante, así que puse un antebrazo sobre la frente. Solté aire por la nariz.

- ¿Acabo de tener una conversación filosófica con un Jinete?- pregunté, al cabo de un rato de silencio tenso.

Asentí lentamente. -Eso parece. -musité como si no quisiera admitirlo.

Me llevé la mano a la cara y me pasé los dedos por los ojos hasta agarrarme el tabique, cerré los ojos con fuerza y solté el aire por la nariz sonoramente.

-Aún no me lo creo.

Me miré las manos y cerré los puños. Tenía que calmarme. Miré a un lado y a otro.

-Será mejor que volvamos- murmuré-. Está bien para ser la primera salida.

Asentí ante sus palabras y eché a andar con ella rumbo de vuelta. Esperaba que no nos encontráramos con más de esos seres. No íbamos a luchar con la cabeza libre y nos acabaría pasando factura. Habíamos matado a ocho de esas criaturas siendo una de ellas de amenaza considerable y una joven seguía viva gracias a nosotros. Era suficiente.

Tema cerrado.