Reparaciones

Estaba en el almacén con Rebecca, que me estaba haciendo una mamada. Yo tenía los ojos cerrados y agarraba su cabeza, intentando concentrarme en el placer. Cuando noté que la tenía muy dura la agarré y la empotré contra los sacos de tierra amontonados. Ella rió mientras yo la levantaba, agarrando sus piernas con brusquedad y abriéndolas con la misma. Se la metí enseguida para que no me pasara lo de siempre y empecé a empujar rápido. Ella soltó un gemido, y a los segundos empecé a notar como se me bajaba. Ella me miró.
-No- dijo mirándome -No, otra vez no. No me jodas, Orpella
Yo la miré jadeando. Balbuceé negando con la cabeza.
-¡Joder yo que sé! Es que estoy estresado
-Siempre estás estresado- dijo intentando apartarme.
-Eh, venga, nena.
-Que te den. No eres capaz ni de follarte a tu novia, joder. Quién se acuesta con críos se despierta mojado.- dijo idignada mientras se subía las bragas. Yo miré a otro lado y negué con la cabeza.
-Puedo comerte el coño si quieres- le dije.
-No, gracias. Déjalo, Jason.- se encaminó a la puerta del almacén, abriendo y dejando salir la luz de la mañana.

Yo negué con la cabeza torciendo el gesto, mirando por donde se iba. No sabía porque me pasaba eso. Quizás era demasiado alcohol, o demasiadas drogas, yo que sé...

Fui al cobertizo a por tablones para la puerta y las ventanas. La herida del balazo estaba bastante bien, así que por no quedarme tocándome el higo y desesperándome, decidí ayudar. A veces los puntos tiraban, pero era soportable. Los nuevos no habían tardado en instalarse, aunque yo también era nueva, cada uno en una cama. Los ánimos no estaban muy arriba, y el de las tripas fuera seguía entre la vida y la muerte.

Cuando llegué la puerta me crucé con una de las chicas nuevas. No recordaba su nombre. ¿Rachel? ¿Romualda? Me daba igual. Me miró con cara de pocos amigos, y yo levanté una ceja. Iba con las manos vacías. Entré dentro y vi al cabecilla del grupo nuevo.

-Ah, ya lo pillo...- murmuré.

Bostecé con pereza observando cómo el sol salía. Estaba sentado en el porche con el rifle apoyado en el suelo, las manos en el cañón y la barbilla fundada sobre las mismas. Di una calada al cigarro que tenía en la boca y expulsé el humo por la nariz con suavidad observando cómo los primeros rayos de sol empezaban a iluminar las nubes.

Me abroché la cremallera del pantalón.
-¿Qué pillas?- levanté la ceja. Fruncí un poco el ceño, esa cara ahora que me fijaba me sonaba mucho.

-Yo nada, yo nada- respondí, riéndome, y empecé a rebuscar por los trastos los tablones que me había dicho indhira.

-Pues ve a reírte de tu puta madre- le contesté mientras me giraba hacia la mesa donde estaban todas las herramientas.

-Tranquilo, vaquero- dije con cinismo mientras cogía un par de tablones y los levantaba-. No he visto nada.

Fui a desayunar cuando algunas sillas estuvieron vacías. Hoy tocaba arreglar los estropicios, tapar las ventanas rotas. Teníamos mucho trabajo por delante, e incluso podíamos incluso acondicionar la casa para una mayor seguridad.
Indhira tambiém estaba ahí, la saludé al sentarme delante de ella.

-Buenos días- le dije a Vi cuando entró por la puerta de la cocina.

Había parado de trabajar hacía diez minutos, y ya llevaba más de dos horas en pie. El café era todavía uno de los placeres mundanos de los que se podía disfrutar, así que me estaba tomando uno.

Entrecerré un ojo y ladeé la cabeza sin perder la postura cuando un rayo de sol me impactó en la cara.

-Ya es puntería. -murmuré con el cigarro humeante en la boca. La ceniza del mismo cayó al suelo cuando hablé.

Miré lo que arreglaba la chica que había reconocido como mi hermana trabajar mientras yo abría el capó del coche para mirar las piezas que tuviera averiada.
-¿Se te dan tan mal las pollas como las herramientas?- me metí con ella entre risas.

-No te la voy a comer, capullo- me reí.

Me llevé hacia atrás el flequillo. A pesar del frío que hacía, el esfuerzo hacía que uno sudara.

Di una calada más, haciendo que mis mejillas se hundieran ligeramente y separé una mano del cañón del rifle rascándome con los dedos entre el cuello y la barbilla. Emití un suave gruñido y volví a la misma postura.

La vi girada y cogí una pieza que no funcionaba. Saqué la lengua cerrando un ojo y le lancé la pieza solo para molestarla.

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Destreza 7

El miembro 'Jason Orpella' ha efectuado la acción siguiente: Dados lanzados:

'd10' : 6, 6, 5

- ¡La madre que te...!- exclamé cuando vi que me lanzaba un objeto.


Destreza 8
Reflejos 5

El miembro 'Viper' ha efectuado la acción siguiente: Dados lanzados:

'd10' : 7, 3, 2

Me eché a reír al ver el golpe que le daba y negué con la cabeza mientras me ponía un cigarro apagado en la boca.
-Vamos a ver que hay por aquí- cogí las herramientras y me puse a destornillar para llegar al esqueleto.

Después de varias horas poniendo tablones y arreglando destrozos fui a darme una ducha. Quién sabe cuándo iba a poder lavarme, pues había decidido salir de aquel refugio. Las comodidades no eran para mí, y tampoco quería palmarla en el próximo ataque que tuviéramos. Sin mis compañeros, prefería estar sola, por muy poco sentido o por mucha locura que fuese. Me acaricié la pieza de dominó que colgaba en mi cuello tras la ducha, y la besé. Tras secarme el pelo con una toalla y revolverlo para que no se me pegara a la frente, me vestí y me puse la cazadora de cuero sobre el chaleco.

Volví a la habitación de las camas para recoger mi mochila y mis armas, y lancé la moneda al aire. La guardé sin mirar qué lado de la moneda había salido. Cuando bajé, el militar seguía haciendo de vigilante.

- ¿Quieres ir a por tu coche? Te llevo.

Observé a la mujer y asentí. Tomé el casco que descansaba a mi lado, en el suelo. y me lo coloqué en la cabeza antes de apagar el cigarro con el talón.

Me levanté expulsando el humo del mismo y me colgué el rifle a la espalda antes de echar a andar junto a la mujer.

-No te quedas, por lo que veo.

-Chico listo- respondí mientras andaba en dirección al camión militar que había robado junto con mis compañeros.

Abrí la puerta del piloto y subí. Dejé mi mochila bajo el asiento, la escopeta entre mis piernas y arranqué el motor.

-No he robado nada, no sufras.

Alguien abrió la puerta al vernos.

Caminé hasta el camión y abrí la puerta del copiloto. Me alcé apoyando un pie en el escalón en el momento en el que vi a Pam salir por la puerta. La miré y alcé una mano en gesto de calma, seguidamente me senté en el asiento y cerré la puerta, colocando el rifle entre mis piernas.

-Cuando quieras.

Aceleré poco a poco y maniobré para salir del recinto vallado. Nadie me iba a echar de menos, así que para qué despedirse. Miré por el retrovisor de mi puerta cómo cerraban la verja al salir.

- ¿Buscabas algo en particular?- murmuré, aún mirando por el espejo- Lo tenéis todo ahí.

Y volví a mirar al frente.

-Al resto de mi unidad. -respondí. -Nuestro helicóptero se estrelló en el centro, ,buscaba supervivientes.

Abrí la ventanilla y apoyé el codo en la misma observando el paisaje pasar una vez nos pusimos en marcha. La verdad era que hasta día de hoy no había tenido ni un indicio de que hubieran más supervivientes del accidente aparte de mi.

-Joder- mascullé, y me saqué un cigarrillo de la pitillera.

Me lo llevé a la boca y me lo encendí con el zippo. Todo con una mano al volante y la vista al frente.

-Puede que no se haya quedado nadie ahí- dije tras un rato de silencio y unas cuantas caladas.