Días de sosiego.

La escuché y asentí. -Comer no me vendría para nada mal. -murmuré. -No como nada desde esta mañana. -me froté la nuca y suspiré.

-Voy a ver qué hay- dije, levantándome, y salí de la habitación.

Crucé el pasillo y bajé las escaleras. Entonces me crucé con Pam en el salón.

- ¿Está bien el Doctor Macizo?- preguntó.

-Sí. Le he ayudado con una herida. Se pondrá bien- respondí, y me dirigí a la cocina-. ¿Ha sobrado algo de comida?- pregunté.

-Hay sobras de macarrones- me dijo, siguiéndome-. Están en la nevera.

Se apoyó en la barra americana mientras me observaba calentar el tupper de macarrones en el microondas.

-Voy a darme el baño de mi vida- comentó-. Dile al Doctor Macizo que puedo acabar de curarle los males.

Sonreí. Pam me guiñó un ojo, y salió de la cocina. Poco después estaba de vuelta en mi habitación con dos tenedores y la fiambrera caliente. Me senté en la cama y puse el tupper entre nosotros.

Me rugió el estómago al oler los macarrones y me relamí observando el tupper. La comida caliente era un lujo en esta época.

Tomé el tenedor y abrí el tupper despacio mirando su contenido, luego miré a la mujer.

-¿No vas a poner música lenta ni velas? -pregunté mientras hundía el tenedor en la pasta.

Me eché a reír.

-Sí, claro, y una copa de vino caro- dije, y pinché un par de macarrones para llevármelos a la boca-. Agh, están pasados...

Me llevé el tenedor a la boca y mastiqué en silencio. Tardé poco en volver a hundir el tenedor y meterlo en mi boca, y otra, y otra vez. M moría de hambre, ya podían saber a cenizas que me iban a entrar bien. Mastiqué con fuerza pero sin abrir la boca. Me pasaba la lengua por la zona del labio en la que me manchaba cuando eso pasaba.

Comí un rato en silencio, y finalmente dejé el tenedor para que se acabara él el resto. Los hombres tienen mucho más saque. No había comido mucho, pero me notaba bastante saciada, y me entró la modorra en cuando acabé. Me eché hacia atrás soltando un suspiro y me tumbé, con las manos cruzadas sobre el estómago.

-Creo que Pam quiere montarte como a un toro de rodeo- dije al cabo de un rato, y me reí.

Fui a llevarme el tenedor a la boca cuando escuché las palabras de la mujer. Me detuve y algunos de los macarrones cayeron sobre el tapper. La miré.

-Así que mi único peligro no está fuera, por lo que veo. -murmuré.

-No- volví a reírme, sonriendo de lado-. Yo de ti me mantendría alerta. Aunque Pam fue estrella del porno en sus años mozos, alguna cosa sabrá.

Le miré y alcé las cejas y las bajé varias veces.

-Muuuy tentador, si. -dije llevándome el tenedor a la boca. -Pero prefiero seguir preocupándome solo de recuperarme de las heridas, no de más cosas. -respondí.

Me relamí y dejé el tenedor en el tupper cuando estuve saciado.

Sonreí de lado y levanté las manos un poco.

-Yo lo dejo caer.

Me incliné para coger el tupper y dejarlo fuera de la cama, en el suelo. Luego volví a la misma posición, y moví los hombros un par de veces en círculos para desentumecerlos.

-Que caiga en saco roto entonces. -respondí

Apoyé los codos en la cama y poco a poco me recliné hasta tumbarme mirando al techo. Suspiré y me ajusté las vendas con cuidado.

-Me da miedo esa mujer.

Solté una carcajada, y me tembló el cuerpo mientras me reía.

-A todos. Por eso es quien manda aquí- respondí, mirando el póster de Uma Thurman en Pulp Fiction-. Es muy rara, y tiene ideas de bombero, pero es una gran persona.

-Intentaré llevar el chaleco bien abrochado igualmente. Por muy gran persona que sea. -respondí.

Paseé mi mirada por los posters de la habitación y me froté la barba lentamente. -Recemos para que el agua dure y no haya que volver a la planta.

-Uff, eso es lo que más me acojona. No sé si habrá que volver en algún momento...- suspiré- La planta también tiene paneles solares, así que se autoabastece de energía, pero hace falta mantenimiento. Como a los de aquí.

-Pues habrá que limpiarla. -respondí arqueando un segundo la espalda para acomodar la postura.

-Igualmente, si la aseguramos seguramente encontraremos muchas herramientas y recursos útiles. -murmuré.

-Puede ser- dije-. Pero ahora que sabemos lo que hay ahí dentro... No podemos hacerlo solos.

-Si vamos unos cuantos y los atraemos hacia fuera usando los coches como cobertura será tiro al blanco. -respondí. -La duda es si los disparos atraerán otras cosas.

Me impulsé con los codos y la miré. -O puede que la planta funcione y no de problemas. -me encogí de hombros.

Solté aire por la nariz.

-Habrá que esperar...-murmuré, y cerré los ojos un momento.

Asentí lentamente y me levanté tomando rumbo al baño. Cogí mi chaleco y volví a la cama, sentándome y rebuscando en sus bolsillos hasta dar con el tabaco.

Saqué un cigarrillo y dejé el chaleco sobre la cama, volviendo a tumbarme mientras me encendía el mismo.

Me quedé traspuesta un momento, pero me espabilé un poco cuando noté que se sentaba otra vez.

- ¿Cómo vas?- pregunté sin abrir los ojos, luego incliné la cabeza para mirarle- ¿Te duele?

-Estoy bien mamá. -murmuré con una sonrisa mientras daba una calada. Expulsé el humo con suavidad por la nariz y me pasé la lengua por los labios, pensativo.

-Pfff...- me reí, y rodé los ojos.

Volví a cerrar los ojos. Oler el humillo del tabaco me tranquilizaba, y ya que me había quedado sin cigarrillos, me conformé con eso. Iba a tener que pedirle un paquete a Pam de su arsenal. Me quedé dormida pensando en ello.

Tema cerrado.