Mandato del rey.

Tengo vino, pero no sirve para tratar heridas. Si cierras la herida con fuego tampoco necesitaras alcohol. - Jans devolvió la vista al frente dando un mordisco a su queso para seguidamente morder el mendrugo de pan y así mezclar los sabores.

.

Asentí como aprobación, y me quité una de las capas de la falda envolviendo el conejo en ella.
-Sí, antes de que oscurezca más.

-Haz lo que tengas que hacer, pero sácamela ya, estoy harto de ir por ahí como una diana.

Acabé sonriendo a Eris por lo que decía, buena señal.

No nos costo demasiado volver al campamento, la verdad que esta muchacha se orienta bien en el bosque, aunque pueda ser una maga, al contrario que la otra no me da tanta desconfianza..
Llegué al campamento y deposite la leña en el suelo.
-Con esto debe ser más que suficiente para encender una pequeña hoguera.
No me importa hacer la guardia.
Me senté y desenfunde mi mandoble, murmurando una plegaria, comenze a afilarlo con mi piedra.

Jans los miró uno a uno y finalmente a la maga. - Si no tenéis hilo ni aguja poco vais a coser. No tenéis pinta de costureros y no es algo que lleve la gente en los bolsillos. - Volvió y a morder el queso y masticó despacio. - Pon la punta de una daga al rojo y quema la herida, rápido y eficiente.

Alcé la mano mostrándoles a los demás el conejo, Joya se levantó y se acercó a olisquear la presa, para luego sentarse a un par de metros mirando obediente.
-No es demasiado, pero siempre será mejor que la cecina seca.
Coloqué el conejo envuelto en la tela en el suelo, mientras limpiaba la daga para descuartizarlo.

.

-Claro.
Me limpié las manos en el paño que envolvía el conejo y prendí el fuego tras un par de intentos, agachándome y soplándole un poco hasta que se extendía.
Joya se acercó a la maga, curioseando qué estaría haciendo, y se sentó a mirarla detenidamente.

Jans cogió su pequeña bota de vino y la lanzó junto a la maga. Devolvió la vista al frente y continuó comiendo. La noche ya había caído y el viento silbaba entre los arboles mientras los mecía.

Me sente algo alejado del campamento y comenzé a afilar mi espada, escrutando el camino.

-¿A qué esperas, muchacha...? -Apremié con una mueca feroz.

Me miré la saeta, pues claro que iba a doler, pero yo no era un llorón. Cuándo antes me la sacara, mejor.

.

-Estás hablando con Erik Olafsson "El Temerario" del clan Wulfnik -Gruñí al notar el tirón- Podría recibir dos más y seguir en pie- Aseguré.

A pesar de todo, estaba agotado, probablemente una vez acabara me echara a descansar e intentar conciliar algo de sueño. Eso sí, después de un bocado y un trago.

.

-Gracias. Buen trabajo, moza -Le dije a Eris, mientras observaba la pechera.

Me puse la camisa, el chaleco y después de varios bocados a la cecina y un trago de vino, con la herida ya cosida y limpia, me acosté con cuidado, intentando ponerme en la postura más cómoda (y correcta) posible.

Iba a ser una noche larga, pero confiaba en que la herida sanara correctamente. No tenía mucho frío, estaba acostumbrado a las bajas temperaturas de la montaña.

Jans se acomodó usando su faltriquera de almohada y apoyando la espada sobre el mientras sujetaba la empuñadura con las dos manos a la altura del pecho. - Tenéis que dormir. Si las bestias de la noche nos atacan y estáis despierto se ensañaran con vosotros. - Movió un poco los hombros y se colocó el casco, parece que se esté preparando para la batalla. Al poco, cerró los ojos y su respiración se volvió acompasada.

Recuento de atributos.

Erik pierde 2 puntos de fuerza y dos de destreza de forma temporal. Según avance el tiempo los irá recuperando en proporción a como sane su herida. Es tan probable como no, que deje lesiones permanentes con perdidas de atributos.

Eris ha perdido 6 puntos de Voluntad.

Editad vuestras fichas con las restas consecuentes.

Pese a la advertencia de Jans, seguí afilando la espada.
-Solo un poco más, en cuanto esté afilada sufientemente pararé.

Enterre el conejo junto con algunas hierbas aromaticas y prendi las brasas sobre el, para que se fuera cocinando poco a poco. Me sente apoyando la espalda contra un arbol observandoles.
-Ahora solo queda esperar.

Pasados unos minutos miré la espda e incorporandome la blandí contra la oscuridad incipiente.
-Terminado, ahora a descansar.
Me acerque al grupo que se preparaba para dormir, me desabroche la capa y me la coloqué por encima, estaba bastante raida y por la parte de abajo habia perdido el color negro tornandose blancuzco.
-Cuando tenga mis tierras, conseguiré una capa digna-Murmuré
Me puse comodo, con la espada a mano y trate de tener un sueño ligero.

Jans volvió a acomodarse emitiendo un leve ronquido. Dormía plácidamente. El fuego crepitaba alumbrando de forma mortecina al grupo y haciendo que las sombras de los arboles se proyectaran y alargaran.

Lo único que se oye es el sonido del fuego, los movimientos de los miembros del grupo y puede que alguna lechuza o grillo en la lejanía. Todo está bastante tranquilo. Para unos puede que demasiado, para otros lo normal.

.

Montado en un corcel blanco, cabalgaba por una inmensa pradera. Detrás mia iban mis hermanos y mi señor padre, cabalgando en majestuosos corceles, engalanados para la ocasión..Cuando un dragón aparecio...Y me desperté sobresaltado, mire a mi alrededor, vi que todo estaba en calma y volvi a dormirme

Joya se echó a mi lado como siempre, apoyando la cabeza sobre mi tripa y empezó a roncar antes que nadie, ¿cómo un bicho tan pequeño podía hacer tanto ruido? Miré las estrellas durante un buen rato, hasta quedarme dormida.

El sonido del metal rebotó en las madera de los arboles. Jans había desenvainado dos pulgares de su espada y sujetaba la vaina con una mano y la empuñadura con otra preparado para desenvainar. - Ya vienen. - Susurró sin moverse.